Ciudad Victoria, Tamaulipas.–La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) advirtió que El Buen Fin promueve una cultura de consumo basada en el endeudamiento y las compras por impulso, lo que termina afectando a los hogares y al pequeño comercio, al señalar que “no todo lo que brilla es oro”.

El organismo señaló que, aunque el programa impulsado hace 15 años funciona como un motor de reactivación económica, en muchos casos las ofertas y promociones pueden resultar engañosas, ya que incluyen productos obsoletos con rebajas infladas.

Cuauhtémoc Rivera, presidente nacional de ANPEC, recordó que El Buen Fin inició en 2011 como alternativa al “Black Friday” estadounidense y que en su edición 2025 celebró su décimo quinto aniversario con cuatro días de promociones. Indicó que el gobierno federal respalda la campaña con créditos fiscales y anticipos de aguinaldo, lo que facilita su implementación.

No obstante, Rivera señaló que detrás de las ofertas existen prácticas que generan confianza artificial en los consumidores. Entre ellas, citó rebajas aparentes en tecnología en desuso, ventas a meses sin intereses con costos de financiamiento incluidos y fallas en el cumplimiento de garantías, especialmente en productos electrónicos. También se han reportado mercancías dañadas, servicios inferiores a lo prometido —como paquetes vacacionales— y demoras prolongadas por falta de inventarios.

El dirigente afirmó que estas prácticas se han repetido en las quince ediciones del programa y que los mensajes publicitarios incentivan compras que no corresponden a la capacidad real de gasto de las familias. Añadió que la desaceleración de las remesas afecta aún más a los hogares que dependían de este ingreso para sostener su consumo.

Rivera advirtió que las deudas adquiridas durante El Buen Fin contribuyen a la llamada “cuesta de enero”, cuando se deben cubrir pagos de tarjetas, compromisos navideños y servicios en un periodo de menor liquidez. A esto, dijo, se suman incrementos de impuestos como el IEPS en bebidas azucaradas y tabaco, que reducen el poder adquisitivo y afectan las ventas del pequeño comercio.

Sostuvo que, mientras grandes cadenas y algunos organismos difunden cifras récord de ventas, estos reportes no siempre reflejan la realidad económica del país y pueden funcionar como mecanismos de promoción más que como indicadores de consumo.

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